Salvador Rancel Ballesteros

Si no fuera por los esfuerzos del vicecónsul inglés en Garrucha George Clifton Pecket, Bédar nunca hubiera tenido ferrocarril, jamás habría estallado la fiebre minera del año 1895-96 y estoy seguro que ahora mismo no habría pueblo del que hablar. Él sabía la enorme riqueza que guardaba esta sierra y hizo todo lo posible por convencer y atraer a grandes compañías que invirtieran en la construcción del ferrocarril que era imprescindible para su explotación.

Pero George Clifton Pecket al fin y al cabo no era más que un hombre de negocios, y aunque era el interés lo que le movió a hacer todo aquello, no merma en absoluto el mérito por lo que consiguió para el pueblo. Pero además tenemos a otros promotores del negocio minero en Bédar como es el caso de Salvador Rancel Ballesteros, mucho menos conocido que el viceconsul inglés pero que sentía un gran cariño y sincero interés por el pueblo de Bédar y su gente, tal y como se desprende de los artículos que escribió para la prensa de la época.

Salvador Rancel Ballesteros era Ingeniero de minas, pasó el examen de admisión en la escuela de capataces de Vera en 1890 y estuvo muy implicado en todo el «boom minero» de finales del siglo XIX. Interesantes son los artículos que escribió para la prensa, entre ellos unas interesantes crónicas de la huelga de 1890 y una de las primeras descripciones completas del cable aéreo de la Compañía de Águilas que, si bien no de la extensión y calidad que el realizado por Juan Pié y Allué para «La Crónica Meridional», aporta numerosos datos inéditos tanto de las minas como del cable aéreo en esa época. Como muchos otros bedarenses que podían permitírselo en esa época de actividad febril minera, adquirió concesiones mineras en Bédar para intentar hacer negocio arrendándolas a las grandes compañías mineras explotadoras. Así fue presidente de la «Sociedad minera El Cometa y Nunca es tarde«, cuyas minas, cercanas a Serena, fueron arrendadas primero al ya mencionado George Clifton Pecket y por último vendidas a una de las sociedades vizcaínas que se interesaron por Bédar, en concreto la «Sociedad Vizcaína de Bédar».

minero de bedar

Pero quizás lo que debería ser recordado con más interés, es que fue el fundador de dos míticas publicaciones en Bédar: el semanario «El Minero de Bédar» y el diario «El Faro de Bédar», del que tomé el nombre para este blog. A parte de estos medios, que por lo poco que sabemos fueron bastante críticos con la sociedad minera de Chávarri, propietaria del ferrocarril (críticas justificadas, como algún día contaré), ofrecían asesoramiento para todos los emprendedores interesados en invertir en minería en la zona mediante una oficina que proporcionaba todo tipo de información y servicios relacionados con la minería. También eran reconocidos los excelentes planos mineros que el mismo Salvador Rancel elaboraba y que regalaba en algunos números de sus ediciones.

Si alguien tiene información sobre este ilustre bedarense o incluso si alguien encuentra en algún desván o forrando algún viejo libro un número perdido del «Minero» o del «Faro» de Bédar le estaría eternamente agradecido si me hiciera llegar una copia.

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